Las lesiones en el campo de batalla son a menudo catastróficas. De hecho, la pérdida de sangre es la principal causa de muerte en combate, según un informe del ejército estadounidense. La hemorragia también es un factor en el mundo civil, cuando los Profesionales de emergencia están llamados a lidiar con situaciones como heridas de bala, traumatismos mayores y arterias cortadas. Los métodos tradicionales para detener la hemorragia, como la presión directa, la compresión con gasa e incluso torniquetes pueden no ser suficientes para detener el sangrado.
En estos escenarios, la diferencia entre la vida y la muerte puede ser literalmente una cuestión de minutos – y encontrar una forma más eficaz de detener la pérdida de sangre. Hoy, los avances en el vendaje de heridas que comenzaron en el campo de batalla están ayudando a salvar vidas en el día a día, y el quitosán está jugando un papel dominante.
Nuevos usos para un tratamiento con experiencia:
El quitosán es un polímero biodegradable y biocompatible generado por el tratamiento de la quitina obtenida del exoesqueleto de crustáceos. Es naturalmente antimicrobiano y tiene propiedades que promueven la coagulación. Antiguas leyendas chinas ya hablan de rellenar las heridas con cáscaras de crustáceos machacadas para detener la hemorragia. Sin embargo, la medicina moderna está refinando el uso de quitosán en el tratamiento de heridas.
Los militares comenzaron a experimentar con apósitos tratados con quitosan hace más de una década. Los médicos de campo informaron que las heridas tratadas con vendas hechas con quitosán dejaron de sangrar más rápido y proporcionaron un tiempo precioso a los soldados heridos en batalla hasta que pudieron ser transportados a instalaciones médicas. Además, la investigación ha encontrado que los vendajes tratados con quitosán no sólo detienen el sangrado dos veces más rápido que el proceso de coagulación natural, sino que también promueven una curación más rápida. Un estudio concluyó que los apósitos de quitosán podrían incluso acelerar la cicatrización de heridas infectadas.
Investigadores de la Universidad de Bolton dicen que ahora están trabajando en un tipo de vendaje basado en quitosán que se disolverá con el tiempo, al exponerse al sudor de un paciente. El vendaje, creado por la combinación de quitosán y alginato, una sustancia gelificante comúnmente utilizada en apósitos para heridas, proporcionará las ventajas anitmicrobianas y de coagulación del quitosán, al tiempo que elimina la necesidad de retirada dolorosa de los vendajes.
A finales del año pasado, la FDA aprobó otro tipo de tratamiento de heridas que incorpora el poder curativo del quitosán. El dispositivo de tipo jeringa inyecta minúsculas esferas súperabsorbentes recubiertas de quitosán, en heridas que ponen en peligro la vida, tales como puñaladas profundas o disparos. El quitosán aporta sus propiedades antimicrobianas y coagulantes al tratamiento, lo que puede detener el sangrado masivo en 20 segundos o menos. Al igual que los vendajes tratados con quitosán, el dispositivo fue aprobado por primera vez para su uso por los militares en el campo de batalla.
La investigación y el rendimiento en el uso real indican que el tratamiento de heridas basado en quitosán es una auténtica revolución por su capacidad para detener la pérdida de sangre de heridas que amenazan la vida y promover una curación más rápida y libre de infecciones.
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