Cuando un individuo sufre una herida , se pone en marcha el proceso fisiológico de cictracización.
En el caso de las heridas con pérdida de tejido, en las que los bordes no pueden ser aproximados para promover un cierre por primera intención, el proceso de reparación tisular se producirá por segunda intención. En este proceso ,la cavidad de la herida se rellenará con un tejido provisional (tejido de granulación), que servirá de soporte para la migración de la capa basal de la epidermis, desde los bordes hacia el centro, promoviendo la cicatrización de la herida, para restaurar del modo más rápido posible, las propiedades protectoras de la piel.
En este tipo de proceso, se van a producir un conjunto de eventos bioquímicos, estrechamente relacionados entre sí, y que pueden producirse simultáneamente, formando una estructura matricial. Para poder resumirlos de un modo más claro se han definido dos grandes fases.
Fase inflamatoria
Una vez conseguida la hemostasia se activa la fase de limpieza de la herida. En ella, los dos grandes objetivos van a ser:
1.- Retirada del tejido desvitalizado y otros elementos extraños que hayan podido acceder a la zona.
2.- Eliminación de los microorganismos que, al producirse el deterioro tisular, han podido contaminar la zona.
En esta fase de la cicatrización los grupos celulares directamente implicados son los neutrófilos (transportan las enzimas proteolíticas a la zona y tienen efecto quimiotáctico sobre los macrófagos), y los macrófagos que fagocitan las bacterias y los detritus.
Cuando el paciente no es capaz de resolver esta fase en un tiempo adecuado, y el proceso de cicatrización se ralentiza o detiene, hablamos de una herida crónica.